La definición
del objeto de intervención siempre ha preocupado a diversos autores, académicos
y estudiantes de Trabajo Social, quienes creen que el quehacer profesional no
está del todo definido. Para quien esgrime estas líneas el objeto está en las
coyunturas que se suscitan en el entramado de relaciones sociales que dan vida
los hombres entre sí y los hombres en relación con su entorno. Esos son los
contextos y espacios donde la intervención, desde el trabajo social es
necesaria y relevante para motivar cambios en sujetos o realidades oprimidas
por las macro-estructuras sociales.
El proceso de
intervención debe ser un proceso pensado, que responde a un planteamiento desde
una decisión político ideológica, en función de lo cual se estable un modelo, y
una secuencia de pasos a seguir durante el proceso, vale decir, contextualiza
también los aspectos metodológicos de la intervención.
De acuerdo con los planteamientos de Cazzaniga, (2006),
la intervención en trabajo
social, requiere entonces introducirnos en la compleja trama cultural y
simbólica de los sujetos a fin de comprender la realidad en donde se suscita el
evento de intervención, vale decir, comprender desde el relato de los sujetos
la coyuntura que nace de las relaciones sociales entre los individuos y entre
el individuo y su entorno, con la idea de alterar positivamente esa realidad.
Estos aspectos de la
intervención son análogos con los procesos de intervención organizacional, en
la medida que lo entendemos como un proceso en donde la idea es descubrir
nuevos y mejores métodos para el proceso productivo, o para la entrega de
servicios.
Burke (1988) señala
que el cambio dentro de una organización tiene que;
- Responder a la necesidad real de cambio, sentida
por el cliente.
- Incluir al cliente en la planeación y puesta en
obra del cambio.
- Inducir el cambio en la cultura
organizacional. (p.10).
Un trabajador social
que leyera a Burke (1988), y tomara sentido a los puntos que plantea respecto
de cómo establecer el proceso de cambio, diría que tiene mucho que ver con un
proceso de intervención social, en una realidad determinada donde hay un
problema o una necesidad que ha sido identificada por los sujetos. Este proceso
de intervención planificado desde una mirada situacional, donde el profesional
motiva el cambio de una realidad en conjunto con los sujetos, es símil al
Desarrollo Organizacional, donde el profesional de la disciplina ayuda a que
los sujetos de intervención organizacional se ayuden a sí mismo.
Desde el Trabajo
Social introducirse en la intervención en organizaciones como agentes de cambio
no es una idea descabellada, por cuanto la organización es un espacio más donde
el hombre interactúa y se desenvuelve, así como lo hace en la familia, en la
escuela, en su barrio, etc. Por lo tanto, ¿por qué el trabajo social desde su
reflexión disciplinar y aportes a la intervención social ha de excluirse de la
intervención en organizaciones?
El planteamiento de la
interrogante anterior surge dada la poca bibliografía que existe en la materia, y lo poco que se ahondan y
problemática frente al tema. Lo común es escuchar, leer y hacer intervenciones
a nivel individual, familiar y comunitario, ya sea por separado o en integral,
articulando los tres niveles en una misma intervención, pero poco se habla
entre los profesionales de la intervención del trabajo social en el desarrollo
de organizaciones, desde la teoría organizacional, porque puede motivar y
potenciar el desarrollo organizacional de una junta de vecinos por ejemplo, lo
cual no quiere decir que exista intervención organizacional desde el trabajo
social.
En base a lo anterior,
es posible entonces dar respuesta a la pregunta inicial de este escrito, luego
de la fundamentación desarrollada en los acápites anteriores, mirando el
desarrollo organizacional desde la escuela de relaciones humanas, y las
implicancias de esta teoría con la intervención del Trabajo Social. Para el autor de este documento es competente
la intervención desde el Trabajo Social en contextos organizacionales, desde
los planteamientos de la teoría organizacional como teoría desde la que
fundamenta la intervención el profesional, pues el trabajo social debe
considerar aspectos epistemológicos, teóricos y metodológicos en su proceso de
intervención. Por consiguiente el trabajador social es un profesional
competente a la hora de planear un proceso de cambio en una organización, sea
esta pública o privada. El trabajador tanto como empleado o bien como consultor
externo en un proceso de intervención organizacional, puede cumplir un rol de
agente de cambio, por cuanto en cualquier rol que cumpla dentro de una
organización, puede motivar y propiciar de manera deliberada y planificada
cambios en la conducta individual de los sujetos dentro de una organización,
como también motivar cambios en la cultura organizacional.
gracias por tu explicacion ha sido de mucha utilidad
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